La Salud Publica Basada en la Evidencia constituye la base fundamental en el desarrollo de políticas de salud, evaluando la
efectividad de intervenciones, planes, programas y proyectos mediante la
sistematización de datos, sistemas de información y aplicando los principios del
razonamiento científico, con la perspectiva de abordar las desigualdades en
salud. Pero a pesar de que las políticas sanitarias de distintos países han
pretendido caminar en la senda de la equidad, en su recorrido han perdido el
camino de concienciación y compromiso inicial.
Uno
de los principales motivos que pueden ayudar a comprender esta pérdida de rumbo en opinión de los doctores Antony Morgan y Erio Ziglio, está el que los
sistemas sanitarios públicos han focalizado su búsqueda de evidencias desde la
visión del déficit, identificando problemas y necesidades, donde los recursos
sanitarios, la provisión de servicios, las prestaciones sociales y la
dependencia de la población a los mismos giran en una espiral de políticas cada
vez más alejadas del potencial que las comunidades y los individuos poseen para
crear, desarrollar y mantener su salud.
Un
cambio de modelo hacia una mirada basada en los activos puede lograr redirigir
el paso en el camino mencionado, equilibrando la evidencia que procede de los
problemas con aquella que ponga en valor las habilidades positivas de las
personas y las comunidades, fomentando su capacidad de mantener y promover la
salud.
Este
modelo de salud pública basado en activos proporciona un marco para poner en
común de forma sistemática los conocimientos que ya se poseen de cómo crear salud en sintonía con las organizaciones sanitarias. Lejos de pensar que se trata de una novedosa
forma de trabajar, no es nada más y nada menos que poner en énfasis el trabajo
con la comunidad y los individuos, buscando habilidades y competencias, que en
el caso de los más jóvenes representan el bagaje necesario para su desarrollo y
crecimiento, que les permitirá afrontar los problemas propios de su
adolescencia. Es trabajar en identificar
los factores que nos mantienen con salud, que contrarrestan los riesgos que nos
encontramos a lo largo de la vida, comprendiendo y gestionando el mundo en el
que vivimos, incorporando herramientas que nos permitan hacer frente a las
adversidades… en definitiva buscar, localizar y ser conscientes de nuestros
activos de salud.
Ante
lo expuesto es posible que surja la idea de que estamos alejándonos del trabajo
de proveer de recursos y servicios sanitarios hacia la población, y aunque
políticamente puede representar inicialmente un foco de controversia, el
trabajo con los dos modelos referenciados es fundamental, y el camino hacia los
activos de salud y el desarrollo comunitario debe estar acompañado del trabajo
en la necesidad y el problema. La construcción de una base de evidencia sólida
en este terreno permitirá obtener réditos en la inversión que se realicen en
las personas y las comunidades, consiguiendo reducir desigualdades sanitarias entre los más desfavorecidos y los que poseen mejor estado de salud.
En
este sentido poner en valor las fortalezas y capacidades de una comunidad y sus
individuos, a través de herramientas como los mapas de activos, puede ayudar a
la puesta en marcha de políticas de salud con un peso en equidad mayor que el
actual. En muchas ocasiones se dispersan o no se rentabiliza adecuadamente los
fondos destinados a intervenciones en salud, y en una época de crisis económica
como la que estamos en la actualidad viviendo, el modelo de activos estudia
como tener mayor efectividad y rentabilidad en las intervenciones y ayudar a
los decisores en poner la atención hacia un determinado problema o necesidad,
porque todo lo que tenga relación con la “salutogénesis”, el bienestar y las
habilidades son transversales a los comportamientos de riesgo.
Una
base de evidencia para la salud pública bajo la perspectiva “salutogénica”
necesita de localizar e identificar factores relevantes de promoción y
protección de la salud en la creación de salud. Es básicamente cambiar nuestra
pregunta: ¿De qué muere esta población? a ¿Porqué esta población está más sana?
Y
ya existen evidencias que responden a estas sencillas preguntas, y una posible
respuesta sería la cohesión. Las comunidades en las que se han medido sus redes
internas, y éstas son estables y positivas, permite potenciar la promoción de
la salud entre sus miembros, independientemente de los niveles de desventaja de
esa comunidad.
Para
fortalecer este modelo de evidencias basado en los activos es necesario
articular un conjunto de indicadores que permitan evaluar la acción, basados en
el proceso, el impacto y la experiencia. El trabajo desde una investigación de
calidad que permita detectar y hacer visibles los activos más importantes para
la salud, aportará un marco referente de evidencias y ayudará a conocer mejor
los factores que influyen en la salud, permitiendo impulsar y realizar acciones
más efectivas frente a las desigualdades sanitarias.
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