Siempre he sido de la opinión de que existe magia en las cosas
simples, en lo cotidiano, en la sencillez de lo pequeño. Siempre he
escuchado aquí y allá que la felicidad no depende tanto de la fortuna
que poseamos, de lo material que seamos capaces de acumular, etc. No
sé... son ideas que parecen trascedentales, como sobrevolando sobre mi
cabeza en un plano superior y cuasi divino. Pero es cierto y real.
El
dejarse llevar por la sonrisa de alguien, el olor a tierra mojada, el
tono agradable de la voz de otra persona, reconforta y nos hace sentir
algo más felices. Si fuesemos capaces de difundir esta forma de pensar y
de sentir, seguro que todas nuestras relaciones humanas se reforzarían y
como no seríamos más felices.
Cuando tratamos con el ciudadano, con su
enfermedad, con su salud, las pequeñas cosas importan, y mucho. El tono
de voz, la mirada, el consuelo, una sonrisa, los olores, los colores, un
dibujo, una flor...
Interpretar y encontrar lo bello en las cosas
corrientes debe, por tanto, ser una de nuestras principales prioridades y
de camino compartirlas con los demás. Después de todo, lo que realmente
queremos es ser felices ¿verdad?
Aprender a disfrutar de las pequeñas cosas que nos brinda la vida es uno de los mayores regalos
ResponderEliminarMuchas veces nos perdemos en el quehacer diario sin darnos cuenta de esas pequeñas cosas que al nuestro alrededor ocurren también a diario y de las que si fuesemos más conscientes seguro que nos alegrarían la vida... una sonrisa de un compañero o compañera, ese gesto amable de quien tenemos enfrente a modo de agradecimiento por nuestra actitud, etc La vida es demasiado hermosa como para perdernos esos pequeños detalles.
EliminarSaludos